El Mighty Mouse de Apple es un dispositivo ciertamente notable. Además de lucir un diseño minimalista, habitual en todos los productos de Apple, presenta una serie de características innegablemente singulares que no son en absoluto aparentes a primera vista.
Por ejemplo, ¿sabíais que el pequeño sonido que acompaña la pulsación de los botones laterales cuando estrujamos el ratón o el cric-cric al rodar la bola de desplazamiento de la parte superior no son mecánicos sino que proceden de un pequeño altavoz ubicado en el interior del ratón? ¿O que realmente no existen botones izquierdo, derecho y central como tales? Se trata respectivamente de 2 superficies con sensores capacitivos y una tercera sensible a la presión, en la bola, que combinadas con el mecanismo único de clic hacia abajo permiten emular, aunque con algunas carencias, el funcionamiento de un ratón con 3 pulsadores independientes.
El Mighty Mouse también tiene pegas, no vayáis a pensar, a pesar de las apariencias, que soy un acólito cerril de todo lo que nos vende Apple. Una de ellas es la fea costumbre que tiene la bola de desplazamiento de la parte superior de dejar de funcionar correctamente, respondiendo con brusquedad o simplemente dejando de hacerlo en una o varias direcciones.
Esto mismo le ha pasado al MM de mi querido Hackintosh hace un rato. Ya estaba pensando en cómo narices desmontarlo sin causarle destrozos mayores cuando San Google me ha ofrecido la solución: basta con coger el ratón boca a bajo y describir movimientos circulares durante 20 o 30 segundos sobre un folio en blanco asegurándonos de que la bola de desplazamiento presiona sobre la superficie, tal y como este simpático señor con gafas y poco pelo (como yo) nos muestra:
Supongo que lo que se consigue con esta mágica operación no es otra cosa que eliminar los restos de grasa y otra suciedad que se acumulan sobre la dichosa bolita a lo largo del tiempo. No deja de ser curioso que un ratón que es casi de ciencia ficción se tenga que limpiar de un modo que recuerda al que sufríamos con aquellos entrañables ratones mecánicos, hace años extinguidos, que en lugar de un sensor óptico empleaban una bola de goma y varios rodillos que se llenaban de porquería cada dos por tres.
Pues con el Mighty Mouse más de lo mismo, pero al revés. Ya veis, todo vuelve.
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