Sin palabras, de hecho todo el disco (Philarmonics) es, simplemente, increíble. Cada vez que lo pongo tengo que asegurarme de que el receptor no tiene activado ningún modo de sonido envolvente matricial, porque el piano y la preciosa voz de Agnes Obel dan la sensación de venir de todas partes.
Una proeza tanto técnica como, por supuesto y mucho más importante, musical.
Una proeza tanto técnica como, por supuesto y mucho más importante, musical.
¡Feliz fin de semana!
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