¡Pero qué buenos me parecen! Dos tipos alemanes armados con guitarra, Gameboy, Commodore 64 y otros cachivaches Lo-Fi que le cantan a lemmings enamoradizos, robots tristes y mazmorras llenas de monstruos, entre otras frikadas ochentosas de esas que nos gustan tanto a los que ya pasamos de los 30.
¡Deliciosa nostalgia!
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