Skype, Hangouts… las videoconferencias están hoy a la orden del día tanto en el ámbito personal como en el de los negocios o la educación. Nunca antes hemos estado tan próximos los unos a los otros (y probablemente también más separados) como en este mundo interconectado que nos toca vivir.
Llevo cierto tiempo empleando servicios de videoconferencia en mi trabajo, especialmente en mi faceta de coordinador y docente de acciones formativas de carácter semipresencial o totalmente a distancia, donde, en mi opinión, los Hangouts de Google no tienen rival, en estos momentos, entre las aplicaciones gratuitas que tenemos a nuestra disposición.
La aplicación está basada en el estándar WebRTC, una API, en desarrollo en estos momentos, cuyo objetivo es dotar al navegador de la capacidad de realizar llamadas, con audio y vídeo, y transmitir información entre redes de pares sin necesidad de instalar plugins o extensiones.
http://iswebrtcready.appear.in |
appear.in plantea una abstracción virtual de las salas de videoconferencia reales. Podemos crear tantas como queramos e identificarlas por su URL, que será de la forma http://appear.in/nombre-de-la-sala. Esta dirección es algo así como la “llave” de la sala, cualquiera que disponga de ella podrá acceder cuando quiera sin necesidad de un mecanismo previo de registro en el servicio y, por tanto, sin usuario ni clave personal. Rápido y simple.
Bastará por tanto con crear la sala y hacerle llegar a la persona o personas (se recomienda un máximo de 8 participantes por razones de ancho de banda) el enlace correspondiente para comenzar a hablar. Ya no hay necesidad de pensar en que algunos de mis contactos utilizan Skype y otros Hangouts.
El nombre de nuestra sala es todo lo que necesitamos para usar appear.in. |
- Pasar a modo de pantalla completa.
- Tomar posesión de la sala, estableciendo una contraseña maestra que nos permitirá cambiar el fondo, expulsar a un participante molesto o bloquear la sala. Podemos compartir esta contraseña con otras personas para otorgarles los mismos privilegios.
- Si somos los propietarios, bloquear la sala para que no se pueda incorporar nadie más en el transcurso de una conversación, aunque conozca su URL, del mismo modo que en una sala de videoconferencia real podríamos colgar el cartelito de “ocupado” o simplemente cerrar la puerta con llave. Solo los usuarios que conozcan la clave maestra pueden acceder a una sala bloqueada.
- Cambiar la imagen de fondo.
Tal y como se explica en el FAQ del servicio, las comunicaciones están fuertemente encriptadas y, siempre que sea posible, se realizan directamente entre pares, es decir, entre los participantes en la conversación, sin pasar por los servidores de appear.in. Solo cuando nos encontremos en una red corporativa, tras un cortafuegos que dificulte las comunicaciones, tratará la aplicación de pasar a una modalidad de funcionamiento basada en los servidores de la compañía para sortear el filtrado. En principio podemos estar por tanto razonablemente tranquilos por lo que hace a la seguridad y privacidad de las comunicaciones.
La guinda final la pone el hecho de que además podemos compartir la pantalla de un modo similar a Hangouts (donde esta opción es gratuita) o Skype (de pago). Por el momento esta posibilidad, muy conveniente en determinados escenarios de uso, solo está disponible si empleamos Chrome.
Resumiendo, appear.in supone, en mi opinión, un enfoque fresco. Si bien no compite totalmente por su filosofía con otros servicios de telefonía y videoconferencia populares, sí puede darle un buen pellizco a su cuota de usuarios puesto que en determinadas situaciones su inmediatez es un factor favorable a tener en cuenta.
Habrá que tener un ojo puesto en el blog de appear.in para estar al corriente de su evolución.
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